De acuerdo con la historia, los orígenes del gin se remontan a la Edad Media, hace ya más de mil años. Pero fue durante el siglo XVIII que la historia de este destilado comenzó a registrarse, cuando en Holanda se acuñó el término Jenever, en el contexto de las investigaciones realizadas por un alemán radicado en el país de los molinos sobre un brebaje para ayudar a la circulación de la sangre, dando con la fórmula que pasó a través de los siglos, de manera casi intacta.
Sin embargo, a Inglaterra debemos la simple denominación de gin, durante el reinado de Guillermo III, al aumentar la oferta del producto tras abolir una ley que exigía licencias para su fabricación. Tal fue su popularidad, que en 1750 se documentó que 1 de cada 5 casas vendían gin en Londres. A dichas alturas, se consideraba la bebida nacional del país.
Pese a que antes este destilado ha vivido momentos de esplendor y de ocaso, hoy vuelve con un enérgico impulso que se explicaría por atributos como su bajo aporte en calorías, que valoran de sobremanera los nuevos consumidores, entre quienes se encuentran ahora las mujeres y jóvenes, mucho más conscientes y proactivos respecto de un estilo de vida saludable.
Por otro lado, responde perfecto a la saborización, tendencia fomentada por las principales marcas que están apostando a ganador al incorporar en su formulación notas de cítricos como la naranja, el limón y el pomelo/ toronja, junto con el limón Cravo y, por supuesto, los frutos rojos, entre los cuales sobresalen la frutilla/ fresa, la frambuesa y el casis.
En definitiva, la versión actualizada del gin -que conserva de su identidad original el alto grado alcohólico, que varía entre los 37° y 47- busca entregar al consumidor una experiencia de consumo diferente, lúdica y, por sobre todo, deliciosa.
Similar es la trayectoria del Gin & Tonic, emblemático cóctel elaborado sobre la base de gin y agua tónica que transita, en la actualidad, por uno de sus mejores momentos.
Así lo demuestran diversos estudios que lo sitúan entre los sabores más lanzados en Europa y Latinoamérica, escalando igualmente posiciones en Norteamérica y en otras regiones del mundo, como Medio Oriente, África y Asia Pacífico.
En su despegue fue clave la pandemia del COVID-19, que incentivó a las marcas a producir esta variedad de bebida alcohólica saborizada (Flavored Alcoholic Beverages, FAB) en formatos individuales R2D (Ready To Drink o listos para consumir), donde sólo hay que abrir la lata o la botella de vidrio, agregar un par de cubos de hielo a la copa y ¡listo!
Otro tanto sumaron las presentaciones light y sin alcohol, junto con la incorporación de nuevos sabores, con notas de los bien portados cítricos y frutos rojos.
Conectados con las tendencias del mercado, durante el año pasado, en CRAMER desarrollamos una colección de sabores naturales que pueden incorporarse directamente en el gin, con propuestas de limón Cravo, limón menta, jengibre, naranja, spicy, flor de sauco, canela y berries, entre otros.
En cuanto al sabor de Gin & Tonic, también lo tenemos en nuestro portafolio con un inconfundible perfil amargo, cítrico y ligeramente dulce a la vez. Con el propósito de brindar nuevas y vibrantes experiencias a los sentidos del consumidor, nuestros expertos trabajan para innovar en más propuestas tanto del clásico sabor de este cóctel como también en sus derivados con toques frutales y botánicos.