El día internacional de la luna se celebra cada año el 20 de julio en honor a la primera expedición que alunizó y puso un pie en nuestro satélite natural, en el Apolo 11, en 1969.
Los astronautas Neil Armstrong y Edwin “Buzz” Aldrin fueron los primeros en caminar sobre la superficie lunar, pronunciando la famosa frase: «Es un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad».
En esta conmemoración, que nos invita a contemplar la belleza y el misterio de nuestro satélite natural y su influencia en nuestras vidas y culturas, celebramos las fragancias nocturnas, creadas para honrar a la luna. Estas fragancias, pensadas para la noche, realzan la elegancia y el magnetismo de quienes las usan, ya que, tanto para mujeres como para hombres, se destacan por su capacidad de dejar una impresión duradera, creando una atmósfera de sofisticación y encanto.
Fragancias nocturnas femeninas y masculinas
Las fragancias nocturnas femeninas reflejan la dualidad de suavidad y poder, con ingredientes como el jazmín, la vainilla, el ámbar y el pachulí, que entregan notas profundas y sensuales. Estos perfumes encuentran una conexión intensa con la luna y su serenidad a través de sus notas florales intensas, la indulgencia del gourmande o los toques orientales especiados, ofreciendo una experiencia sensorial profundamente envolvente.
Las fragancias nocturnas masculinas evocan la fuerza y majestuosidad de nuestro satélite natural. Con ingredientes como cuero, vetiver y maderas oscuras, se configuran notas intensas y robustas, mientras que las notas de especias y cítricos oscuros evocan la energía de la noche.
En ambos casos, los perfumes son intensos y profundos, y hacen honor a la presencia constante de la luna. Estas fragancias suelen incluir materias primas seleccionadas por su capacidad de aportar longevidad y complejidad, convirtiéndose en una experiencia olfativa memorable: rica, duradera y envolvente.
Las materias primas más utilizadas en las fragancias nocturnas son las orientales y especiadas, como la vainilla, canela e incienso; las florales intensas, como el jazmín, rosa e ylang-ylang; las amaderadas y terrosas, como el sándalo, pachulí y cedro; las notas gourmande como el praliné, el cacao y el caramelo, y notas de ámbar, almizcle, cuero y tabaco.
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